domingo, 13 de noviembre de 2011

Bolso Amazona


 
El bolso Amazona pertenece a la colección Ante Oro, creada por el diseñador Darío Rossi en 1974. “Es nuestro best-seller”, dice Eva Gallego, directora de la fábrica de Loewe en Getafe (Madrid), que emplea a 220 trabajadores. Cada día se producen aquí unos 25 “amazonas”. El tiempo invertido en cada uno es de dos horas y media aproximadamente. A lo largo de sus 28 años de historia, el clasicismo de este modelo –el más emblemático de la firma–, se ha adaptado a los nuevos tiempos, aunque su proceso de confección es básicamente el mismo.

Las pieles deben superar la pruebas de laboratorio, en las que se comprueba su comportamiento frente a la luz y la humedad, para garantizar su correcto envejecimiento, de lo contrario se rechazan. Las mejores pieles de ternera proceden de Francia y Alemania, y las de animales exóticos, que son criados en granjas, de Australia o EEUU. En cualquier caso, se compran curtidas. El controlador de calidad, Roberto Pérez, extiende un surtido de pieles exóticas. Las hay de serpiente pitón (mide 3,70 metros y está tintada en azul y negro), de cocodrilo (lijada con piedra ágata, de ahí su aspecto reluciente), de raya (carísima y dura como una roca), de avestruz (que procede de Sudáfrica y es la más resistente)... La de ante de ternera con la que se confecciona el Amazona procede de Lyon y se combina con otra de vaca, de tonalidad más oscura, procedente de Barcelona. De cada animal se obtienen sólo dos bolsos, ya que la tasa de desperdicio es muy elevada.

El proceso de elaboración comienza con el corte a troquel de la piel, una vez que el cortador comprueba que la pieza no tiene defectos. Primero extrae dos planos para confeccionar ambos lados del bolso, luego dos vistas de cremallera, más tarde una vista interior y por último un fondo para el bolsillo.

La segunda fase es el grabado del logotipo. Sobre un trozo de piel sujeto con escuadras, el operario aplica un sello de bronce incandescente con las cuatro “eles” de Loewe formando el característico “cangrejo” o el nombre completo de la firma, otro de los logotipos de la casa.

En el montaje se aplican los cuatro chapones que sostienen las asas y las vistas de cremallera o bandas. Las costureras cosen las distintas partes de piel y los operarios proceden al lujado de las asas. Tras barnizarlas, funden la pintura con calor y aplican de nuevo el tinte para disimular costuras. El capricho sale por unos 590 €.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario